
Dadaísmo
El dadaísmo, surgido en Zúrich en 1916, se manifestó como una respuesta radical al horror y la irracionalidad de la Primera Guerra Mundial, rechazando las normas estéticas y culturales establecidas. Este movimiento se inspiró en corrientes anteriores como el cubismo y el futurismo, pero lo hizo desde una perspectiva de desprecio hacia la lógica y el orden, promoviendo en cambio el absurdo y el caos en el arte. Uno de los exponentes más notables fue Francis Picabia, cuya obra "Danza de San Guy" ejemplifica el espíritu irreverente del dadaísmo, desafiando las convenciones artísticas y culturales con su estilo provocativo y humorístico.
Sophie Taeuber-Arp también contribuyó significativamente al movimiento con sus trabajos abstractos y sus diseños que oscilaban entre lo artístico y lo utilitario, desdibujando las fronteras entre las diversas disciplinas artísticas. Entre sus obras más destacadas se encuentra "Cabeza dada" (en inglés, Dada Head), que combina elementos de escultura y pintura para crear una pieza icónica del dadaísmo.
El impacto del dadaísmo se extendió más allá de sus fronteras iniciales, dando lugar a movimientos como el surrealismo, que heredó y expandió su fascinación por lo irracional y lo onírico. En última instancia, el dadaísmo no solo fue una revuelta artística, sino también una crítica filosófica a la razón y a las estructuras sociales que, según sus protagonistas, habían llevado a la humanidad al desastre de la guerra. Su legado perdura como un testimonio de cómo el arte puede desempeñar un papel crucial en la contestación y el cuestionamiento de las realidades percibidas.