
Divisionismo
El divisionismo es una técnica pictórica desarrollada a finales del siglo XIX que se caracteriza por la aplicación de puntos o pequeñas pinceladas de color puro sobre el lienzo. Esta técnica busca crear mezclas ópticas en lugar de físicas, permitiendo que el ojo del espectador combine los colores a distancia. El divisionismo se deriva del puntillismo y está estrechamente asociado con el neoimpresionismo, influenciado por la teoría del color y la óptica.
El movimiento que influyó en el divisionismo fue el impresionismo, que también se interesaba por los efectos de la luz y el color, aunque utilizaba pinceladas más sueltas y fluidas. Sin embargo, los artistas divisionistas llevaron esta exploración a un nuevo nivel, adoptando un enfoque más científico y metódico. Se centraron en la descomposición de la luz y la aplicación sistemática de colores complementarios para lograr una mayor luminosidad y vibración en sus obras.
Entre los pintores más representativos del divisionismo se encuentran Georges Seurat, Giovanni Segantini y Paul Signac. Seurat es conocido por su obra "Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte", que ejemplifica perfectamente la técnica del puntillismo y el divisionismo. Segantini, por su parte, aplicó el divisionismo a sus paisajes alpinos, capturando la pureza y la luminosidad del entorno natural. Signac, cofundador del neoimpresionismo junto con Seurat, desarrolló la técnica a lo largo de su carrera, experimentando con la aplicación de colores puros y brillantes.
El divisionismo influyó en movimientos artísticos posteriores, como el futurismo y el arte abstracto. Los futuristas italianos, como Umberto Boccioni y Giacomo Balla, adoptaron el enfoque técnico del divisionismo para representar el dinamismo y la velocidad de la vida moderna. El arte abstracto también se benefició de los estudios cromáticos del divisionismo, con artistas como Piet Mondrian explorando la interacción de colores y formas puras.