
Piet Mondrian

Pieter Cornelis Mondriaan (1872-1944), de origen neerlandés y visionario del arte del siglo XX, se destacó por su papel crucial en la fundación y desarrollo del neoplasticismo, un movimiento que buscaba expresar la esencia universal mediante la abstracción. Inspirado inicialmente por el cubismo, que rompió con la representación tradicional de la naturaleza, Mondrian llevó la abstracción a un nivel más profundo, centrando su obra en líneas rectas y una paleta limitada a los colores primarios.
Su colaboración y diálogo con Theo van Doesburg, fundador de De Stijl, fue instrumental en la evolución de sus ideas; sin embargo, divergieron en sus enfoques cuando Van Doesburg introdujo la diagonal en su serie de estudios de 1917 que culminaron en "Composición VIII (La vaca)", marcando una ruptura con la ortodoxia rectilínea de Mondrian. Por su parte, él permaneció fiel a la horizontalidad y verticalidad, creyendo que estas líneas reflejaban el orden universal, una filosofía que impregnó toda su obra y legó un impacto duradero en el arte y el diseño contemporáneos.
En Piet Mondrian, una de las figuras más emblemáticas del neoplasticismo se puede observar, a través del estudio de sus obras como este nuevo movimiento artístico se transformó para él en un camino de purismo espiritual, en donde resuenan fuertemente las influencias calvinistas, como también las de la organización de inspiración masónica y orientalista, Sociedad Teosófica.
Su educación calvinista inculcó en él una apreciación por el orden, la simplicidad y el desinterés por todo lo tangible o perecedero, valores que se reflejan claramente en su obra caracterizada por una economía de color y una estructura geométrica rigurosa. Mondrian se unió a la ecléctica Sociedad Teosófica en 1909, cuyas enseñanzas sobre la primacía de lo espiritual sobre lo material y la visión gnóstica de la existencia del ser humano y la vida influenciaron profundamente su enfoque artístico y encajaron bastante bien con su influencia religiosa.
En sus pinturas, Mondrian aspiraba a despojar al arte de toda forma naturalista y anecdótica, buscando representar la estructura subyacente y esencial del cosmos, que para él, era fundamentalmente espiritual. Con esta filosofía, la realidad material para él es meramente una ilusión o un "vestido" que oculta la verdadera esencia espiritual del universo. Para Piet, la eliminación de la forma y la focalización en la intersección de líneas y colores puros no eran simplemente una nueva estética; eran parte de un método para ascender más allá de lo físico y tocar lo divino, un eco de la doctrina teosófica donde la verdadera iluminación proviene solo de la comprensión de lo espiritual y del conocimiento, en detrimento de lo mortal.
El neoplasticismo se convierte así en una manifestación visual de principios, donde lo esencial lo es todo y lo incidental es descartado. En esta integración de arte y filosofía no solo se planteó una redefinición del propósito del arte visual, sino que también se ofreció una ruta para la trascendencia espiritual, proponiendo que a través de la purificación de nuestra percepción estética, podemos acercarnos más a lo absoluto, lo eterno y lo verdaderamente real.